No hay dos personas que perciban los olores igual

Por César Tomé López, el 18 diciembre, 2013. Categoría(s): Filosofía de la ciencia • Genética • Neurociencia ✎ 2

No hay dos personas que perciban los olores igual

Un equipo de investigadores encabezado por Joel Mainland, de la Universidad de Duke (EE.UU.), publica en Nature Neuroscience los resultados de un estudio según el cual no hay dos personas que perciban los olores igual; la variación entre los receptores de dos personas elegidas al azar es de al menos el 30%. Este resultado podría tener  implicaciones filosóficas además de ser de interés para la industria de los perfumes, la de aditivos alimentarios y la alimentaria en general.

Los qualia (plural de quale) son la forma en que yo experimento las cosas, como el color verde o el olor a rosas. Lo que percibo cuando huelo una rosa no es algo que pueda explicar o transmitir a otra persona que, por su parte, pueda estar experimentando algo diferente a mi; así, a mi me puede gustar mucho ese olor pero para ella podría ser un olor nauseabundo, por ejemplo. Los qualia son importantes en filosofía de la mente porque para algunos suponen un vacío explicativo que ha de ser completado por una teoría no materialista de la mente. Lo que estos no tienen en cuenta es que la investigación en genética y neurociencia puede estar reduciendo el tamaño de este presunto vacío.

Existen alrededor de 400 genes que codifican los receptores del olor, y según el Proyecto 1000 genomas, hay más de 900.000 variaciones de esos genes. Un olor determinado activará un conjunto de receptores en tu nariz, creando una señal que será procesada por el encéfalo. Por lo tanto qué receptores y cómo son esos receptores determinarán qué tipo de señal recibirá el encéfalo de una persona cuando percibe un olor.

Mainland y sus colegas lo que han encontrado es que podemos ser muy diferentes unos a otros a la hora de oler algo ya que los receptores que se activan pueden ser muy diferentes dependiendo de nuestro genoma. En promedio, los investigadores llegaron a la conclusión de que tomadas dos personas al azar sus receptores serán diferentes al menos en un 30%.

Esta cifra del 30% es muy conservadora ya que no se tuvieron en consideración ni las regiones promotoras de los genes (en las que hay mucha variabilidad), ni la variación en el número de copias (que es muy alta en los receptores olfativos).

No sólo eso. En el estudio se investigaron 500 receptores potenciales de 20 personas diferentes, que se diferenciaban a veces sólo en uno o dos aminoácidos. Se expusieron a 73 sustancias diferentes en concentraciones de hasta 1 micromol, identificando con ello 27 receptores que tenían una respuesta significativa al menos a una sustancia. Este resultado eleva el número de receptores activados por olor conocidos a 40.

Esto es muy interesante para las industrias que dependen del sentido del olfato porque les permitiría racionalizar (algo que ahora se hace “a nariz”, por no decir “a ojo”) el uso de nuevas sustancias. Así, se puede saber qué receptores se activan y cómo ese patrón de activación se interpreta como agradable, apetitoso, fresco, etc. Es cuestión de sistematización y un número estadísticamente suficiente de ensayos.

Pero, imaginemos que esto se consigue (para lo que hay un interesante y multimillonario incentivo económico). Entonces teóricamente puedo concebir que exista un código para mis receptores concretos que me dirán cómo percibiré una determinada sustancia y quienes la percibirán como yo. Daniel Dennet decía en Quining Qualia, definiendo los qualia, entre otras cosas, que eran inefables (no pueden ser comunicados o aprendidos por otros medios diferentes a la experiencia directa) y privados (todas las comparaciones interpersonales de los qualia son sistemáticamente imposibles). Al menos en términos olfativos, puede que esta caracterización ya no sea válida. Y que los no materialistas vean una vez más reducido su margen de maniobra.

Referencia:

Mainland J.D., Keller A., Li Y.R., Zhou T., Trimmer C., Snyder L.L., Moberly A.H., Adipietro K.A., Liu W.L.L. & Zhuang H. & (2013). The missense of smell: functional variability in the human odorant receptor repertoire, Nature Neuroscience, DOI:



2 Comentarios

  1. Me pregunto si la morfología de esos receptores (para la misma persona) no son capaces de modificarse con el tiempo. De esa forma podría explicarse el por qué los gustos van cambiando con el tiempo.

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