Puede que esté profundamente equivocado. Ojalá. Pero no puedo deshacerme de la sensación, y es solo eso una sensación, no tengo datos, de que el lado oscuro está ganando esta guerra. Sí, la ciencia gana algunas batallas, importantes para la humanidad en ciertos casos, pero la anticiencia lo invade todo.
La divulgación científica puede parecernos que goza de buena salud, pero eso es solo si nos movemos en ese círculo. Las terapias milagro, las creencias pseudorreligiosas y religiosas sin elaborar, la magia en general y, sobre todo, la fabulosa disonancia cognitiva que nos hace apreciar la tecnología pero despreciar la ciencia que está tras ella, son las dueñas de Internet en cualquier estadística que se precie. Internet ha roto los muros de contención y ya cualquiera puede creer la última tontería que ha visto en un vídeo sin necesidad de que nadie le recuerde que debe ejercer un mínimo de crítica.
Bueno, la anarquía tiene cosas buenas y malas, podría decirse. Pero el problema es que esa falta de criterio inunda las instituciones, incluidas las universidades. Todo ello en aras de un relativismo que relega al conocimiento científico a una opinión. Y no olvidemos una gran enseñanza de la historia: el progreso es frágil y nada nos libra de involucionar. Los que piensan que todo va a mejor siempre son optimistas patológicos, que desconocen que las mejoras hay que pelearlas.
Este tipo de reflexiones me han llevado a elaborar una pequeña colección de textos, que he venido publicando en el Cuaderno de Cultura Científica. Son 7 divididos en dos grupos. En el primero, Anticiencia, estudio los orígenes de la anticiencia desde el punto de vista de la historia del pensamiento; en el segundo, Science Wars, me centro en cómo esas ideas han impactado la historia reciente.
Espero que los encuentres interesantes.
Anticiencia
4 Postmodernismo y ciencias religiosas
Science Wars
Yo no desconozco que las mejoras hay que pelearlas, pero me alineo en esa fila de optimistas patológicos. Yo tengo la sensación contraria. No creo que para el que cree cualquier tontería haya cambiado sustancialmente la situación: antes se creía lo que le decía el vecino, ahora lo que le dice un youtuber. Sin embargo, para el que tiene cierta curiosidad y cierto escepticismo, Internet lo ha cambiado todo (a mejor).
Me temo que comparto tu pesimismo.
Siempre he pensado que la sorprendente persistencia de la anticiencia obedece a causas biológicas. Por resumir la idea: evolutivamente hablando, nuestro cerebro tiene una andadura mucho más larga como órgano social que como órgano racional… por eso «compra» con mucha más facilidad las pseudoexplicaciones anticientíficas (que suelen apelar a comportamientos humanos, voluntades, conspiraciones, sentimientos, …) que las científicas.
Por otro lado, la parte social la traemos todos instalada de serie… mientras que la actitud científica hay que aprenderla.
No sé si estamos perdiendo, pero jugamos con mucha más desventaja de la que los éxitos de la ciencia podrían hacernos pensar.
Muy interesante punto de vista. Cuadra.
Y comparto el pesimismo aunque no tanto..: la gente «compra» las ideas pesudocientíficas hasta el punto que le interesa. Por ejemplo, por mucho que se critique la medicina establecida o a las big pharma, la gente no deja de acudir a centros de salud y farmacias a por sus drogas y sus resonancias . La mayoría de los que acuden a homeopatías y hierbas chinas sólo lo hacen en males menores o dolores crónicos aun no bien resueltos por la ciencia. Si hubiera por ejemplo un tratamiento definitivo o perfecto por ejemplo contra la migraña crónica o el cáncer los enfermos irían a por él de cabeza por muy ecologuays o ayurvédicos que sean. La pesudociencia sólo se cuela por los agujeros que a la ciencia le queda descubrir
Estamos perdiendo la guerra contra la idiotez. Pero, ¿por qué la estupidez está ganando?, pues porque convertirse en un idiota requiere mucho menos esfuerzo que conseguir ser una persona sagaz.
No estamos ante un enfrentamiento entre la ciencia y la anticiencia (ni tan siquiera entre la ciencia y la religión); sino entre la idiotez y la sagacidad. Un ejemplo evidente de esto que te puedo poner en tu caso, César (como químico que eres de formación), es el de la acidificación de los océanos. El 27/3/14 escribiste que el calentamiento global afectará a la acidificación de los océanos. También el Papa Francisco (en su Laudato si del 24/5/15 párrafo 24) cree que el cambio climático contribuirá a dicha acidificación. Todos vosotros seguís la ‘ciencia’ del IPCC que predice un aumento de la acidez oceánica de entre 0.1 y 0.2 hasta el 2100. Vale, si queréis ganarle una batalla a la idiotez, podéis empezar por ser sagaces en este caso y preguntaros: ¿durante cuánto tiempo hemos medido esa acidez?, ¿en cuántas estaciones oceánicas?, ¿qué indica la estadística?.
Totalmente de acuerdo.
Antonio, la teoría de la conspiración entra precisamente en esa anti-ciencia que denuncia César. Y el negacionismo del cambio climático es una teoría de la conspiración (al menos en su versión honesta, pues ya no hablemos de la ciencia ideologizada digna del mismísimo estalinismo) que ha ganado una batalla fundamental en un acto de irresponsabilidad infinita. Y es que los climatólogos/geólogos se abstengan generalmente en público de mostrar su profunda preocupación por las consecuencias de uno de los cambios climáticos más rápidos que se haya producido en este planeta. Una pena que una persona inteligente como tú participe en ese peligroso movimiento. Lo digo con preocupación.
No me seas condescendiente, Pedro. En Mayo del 2008 escribiste en Ecos que «el CO2 es una fuerza radiativa porque el aumento de su concentración es causa directa del aumento de la temperatura de la atmósfera». Pero por el simple hecho de que tú lo hayas escrito, o de que tú lo creas fervientemente, no quiere decir que eso tenga que ser un hecho científico demostrado. Te propongo que analices sagazmente los fundamentos científicos del calentamiento global antropogénico (en concreto esto de que el aumento de la concentración del CO2 es causa directa del aumento de la temperatura de la atmósfera) en una entrada próxima de tu blog y que los discutamos allí.
Antonio, lo relevante no es lo que yo diga o piense. Sino lo que piensan más del 99% de los que construyen día a día esa ciencia. Ya te digo, si piensas que el 99% de climatólogos mienten o, peor aún, no saben de lo que están hablando, tienes un problema serio de conspiranoia.
A ver Pedro, esto no es un concurso de popularidad. Lo del 99% me da igual. Mi oferta sigue en pie. Currate una entrada en tu blog demostrando que el aumento de la concentración del CO2 es causa directa del aumento de la temperatura de la atmósfera. Puedes pedir consejo a quien quieras de Naukas. Puedes usar los modelos cuantitativos y los datos observacionales que quieras: ya los discutiremos. ¿Cuánto tiempo necesitas, un mes, un año?. (Visitaré cada 7 de cada mes tu blog hasta el 7 de Febrero del 2017). Buena suerte.
La única oferta que vale aquí es que escribas un artículo para Science, Nature o Geophysical Research Letter si tienes algún argumento publicable. Ahí se hace la ciencia. No en mi blog ni en ningún otro. Cuando tengas una publicación a ese nivel, a lo mejor me interesaría lo que tengas que decir. Hasta entonces, te lo puedes ahorrar.
Antonio, basta con comparar los distintos artículos del último Temas de Inv. y cienci. sobre cambio climático, y comparar estos artículos con el anterior especial (que creo fue del 2008) para darte la razón, en cuanto de lo dispar de los datos y opiniones; estamos ante unas investigaciones muy apresuradas llenas de hipótesis basadas en datos escasos.
Ahora bien, para negarlo, igual que para afirmarlo, se necesita de esos datos; es decir, si hoy por hoy no podemos afirmar fehacientemente la acidificación, tampoco podemos hacer caso omiso de esa posibilidad, la cual existe, pues no lo podemos negar fehacientemente.
La situación tiene tintes alarmantes, y es por ello que la comunidad científica está poniéndose en la parte más negativa, es decir, lo sagaz, ahora, es prevenir la peor posibilidad, es decir, que estemos provocando un cambio rapidísimo
Estoy seguro que en tu día a día, ante una posibilidad alarmante negativa, te pones en lo peor y tomas medidas preventivas, y no te pones puntilloso contigo mismo. Eso es ser sagaz. Seamos listos.
En realidad contra lo que estamos perdiendo la guerra es contra otras cosas. Lo de la pseudociencia no pasa de ser un «problema menor» cuando uno se para a mirar el mundo. Si se hiciera desaparecer de golpe la pseudociencia, todavía quedarían por arreglar los problemas más graves.
Siento mucho estar de acuerdo con César. Añadiría que el posmodernismo está también expulsando de la universidad no sólo a la ciencia, sino al pensamiento crítico, a la libre expresión y al análisis sereno y objetivo de la realidad. Gracias por los textos, que mucha falta hacen junto con una estrategia para defender los avances frágiles que hemos logrado los últimos 400 años en ciencia y sociedad.
Mauricio, ¿conoces el libro ‘Popper y después’, del filósofo David Stove? Defiende la tesis de que gran parte del irracionalismo contemporáneo (Kuhn, Lakatos, Feyerabend: discípulos de Popper los tres) procede de la filosofía de la ciencia de Popper.
Es un problema no sólo en las ciencias. Durante toda la carrera de filología había que tragar una ristra de teorías postmodernas sobre crítica literaria que dinamitaba cualquier intento de abordar un texto de forma crítica, sin elucubraciones «intelectualoides», que se ciñera a lo que conocíamos del texto, del autor y a las propias palabras.
Una pena.
Eso es porque se sienten ahogados por sus propias limitaciones. En vez de perseguir el conocimiento, prefieren obviar aquellos valores científicos que les molesta tener que obedecer.
Creo que en la Universidad se investiga poco: Como no hay datos, estamos forzados a opinar en en vez discutir.
La batalla la veo perdida día a día dentro de mi misma familia…
el postmodernismo.
«Pero si algún día la palabra del Filósofo justificase los juegos marginales de la imaginación desordenada, ¡oh, entonces sí que lo que está en el margen saltaría al centro, y el centro desaparecería por completo!. El pueblo de Dios se transformaría en una asamblea de monstruos eructados desde los abismos de la terra incognita, y entonces la periferia de la tierra conocida se convertiría en el corazón del imperio cristiano, los arimaspos estarían en el trono de Pedro, los blemos en los monasterios, los enanos barrigones y cabezudos en la biblioteca, ¡custodiándola!. Los servidores dictarían las leyes y nosotros (pero entonces tú también) tendríamos que obedecer en ausencia de toda ley. (…) Pero si algún día alguien, esgrimiendo las palabras del Filósofo y hablando, por tanto, como filósofo, elevase el arte de la risa al rango de arma sutil, si la retórica de la convicción es reemplazada por la retórica de la irrisión, si la tópica de la construcción paciente y salvadora de las imágenes de la redención es reemplazada por la tópica de la destrucción impaciente y del desbarajuste de todas las imágenes más santas y venerables… ¡Oh, ese día también tú, Guillermo, y todo tu saber, quedaríais destruidos!.
—¿Por qué?. Yo lucharía. Mi ingenio contra el ingenio del otro. Sería un mundo mejor que este donde el fuego y el hierro candente de Bernardo Gui humillan al fuego y al hierro candente de Dulcino.»
El nombre de la rosa.
“Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano”. Tan en vano que ahora no me acuerdo de quien es la frase. ¿Schiller?
Correcto, se trata de una frase del segundo acto de la obra de shiller Die Jungfrau von Orleans
Richard Rorty, prima donna del pensamiento postmoderno, sobre la fragilidad del progreso (y de los ideales que lo justifican):
“Orwell nos ayuda a ver que sencillamente ocurrió que el poder europeo pasó a manos de personas que sentían conmiseración por el humillado y soñaban con la igualdad humana, y que puede sencillamente ocurrir que al final el mundo sea dominado por personas que carecen de tales sentimientos o de tales ideas. La socialización -repitámoslo- se derrumba permanentemente, y quién logre realizarla es algo que a menudo depende de quién mata primero a quién. El triunfo del colectivismo oligárquico, si llega a producirse, no se producirá porque los hombres sean esencialmente malos, o no sean realmente hermanos, o realmente no tengan derechos naturales, tal como el cristianismo y el liberalismo político no han triunfado (en la medida en que lo han hecho) porque los hombres sean esencialmente buenos, o sean en realidad hermanos, o realmente tengan derechos naturales. (…) El que pudiera considerar un grave error el hallar diversión en ver a seres humanos ser despedazados por animales, constituyó una vez una contingencia histórica tan inverosímil como el colectivismo oligárquico de O’Brien. Lo que Orwell nos ayuda a ver es que puede haber ocurrido sencillamente que Europa empezase a apreciar los sentimientos de benevolencia y la idea de una humanidad común, y que puede ocurrir sencillamente que el mundo termine por ser dominado por personas que carecen enteramente de sentimientos o de una ética semejantes.”
Contingencia, ironía y solidaridad.
Me parece que la divulgación científica, que en principio debería ser un factor para contrarestar la ignorancia y el desapego social de la ciencia, no juega en realidad papel alguno en ese sentido. Son siempre el mismo grupo que escribe para el mismo grupo que lee. Y si además si se divulga en otro idioma (inglés), entonces todavía peor, la incidencia es nula.
Este grupúsculo se relaciona entre sí y, a veces se reúne y transmiten una sensación de felicidad como de cumplir con creces sus objetivos. A menudo me recuerda a los grupúsculos de actores, con sus reuniones y sus premios, donde se transmiten penas y alegrías.
Pero el hecho es que la batalla contra la zafiedad y la ignorancia está perdida. El icono de esta realidad podría ser, en España, el de Belén Esteban, y el espantoso reflejo que nos devuielve de nuestra sociedad. A las grandes masas no llega, ni por asomo, la divulgación científica. Aquí podría ser aplicable el dicho de aquel torero: «lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible».
Hoy la divulgación científica, entre las éltes en la que discurre, se limita a copiar, casi siempre, artículos de revistas científicas y a poner enlaces con las mismas. Generalmente en inglés. Quien no lo comprenda, pues a esperar otra ocasión mejor.
Y no es que no valore la información sobre ciencia de frontera, que es muy necesaria, pero a eso no se le puede llamar divulgación. De ahí que su incidencia social sea prácticamente nula.
Sí que se podría intentar, al menos, un tipo de divulgación para científicos o gente aficionada a la ciencia, que no entiende bien las ideas y los hallazgos que se realizan en otras franjas de la investigación o que por su trabajo o por su edad ha quedado descolgado de los conocimientos más recientes o de la trascendencia que llevan asociada. Así, ¿conoce un biólogo algo del «Efecto Hall cuántico? o un físico algo de la misteriosa aparición de la vida compleja en la «Biota de Ediacara», o cualquier científico sobre la importancia fundamental de los «gradientes de protones» en todo fenómeno que suponga «vida». Creo que no. Ese tipo de divulgación tampoco existe.
En cuanto a la divulgación genérica, me parece que solo cambiará de tendencia cuando sea un objetivo de Estado y de Gobierno. Cuando se subvencionen películas de temática científica; cuando los que se dedican a labores científicas dejen de ser socialmente invisibles, cuando en las habituales tertulias participen científicos y faciliten el contexto y el significado de los acontecimientos científicos; cuando en los gobiernos participen científicos que hagan oir su voz y la relevancia social de la ciencia; cuando en la sociedad en cuestión se comience a generar tradición científica, como ocurre en contados países de nuestro entorno, etc, etc
De momento, me parece que divulga más ciencia una buena película de ciencia ficción (Tipo Interstellar, o Gravity) que cualquier otro intento.
Yo diría que no es en realidad una guerra, es una perpetuación de la ignorancia generalizada que siempre ha existido.
Hablamos como si de golpe, ahora la gente se creyera memeces y tonterías, cuando nuestros padres y abuelos hacían exactamente lo mismo. La ignorancia cambia en su contenido, pero persiste en el tiempo por lo que han apuntado. Es mas sencillo repetir una serie de bobadas y creerse inteligente e «informado» a adquirir esos conocimientos y entenderlos (o al menos intentar entenderlos).
En el renacimiento era mas sencillo creer que el sol daba vueltas alrededor de la tierra que cambiar la forma de pensar y admitir algo que va en contra de la «evidencia directa». Hoy en día es mas sencillo creerse que la energía «sale de la nada pero las petroleras no lo ocultan» que entender algo tan simple como las leyes de la termodinámica.
Antes la ciencia y la ignorancia corrían por caminos mas reducidos, ahora tienen toda una red para transmitir verdades, y tonterías. Yo diría que la proporción no varía excesivamente con el paso del tiempo. Cierto es que hoy en día hay mucho tonto y mucho crédulo por el mundo, pero también es que hay mucha mas gente.
Como se ha señalado en mas de una ocasión, antes si te ponías enfermo, era Dios castigándote. Ahora si te pones enfermo es que la energía bioneural del bifidus con Omega 3 no sincroniza tus chakras con los poderes cósmicos. Cambian las tonterías como una moda, poco mas.
Es triste aceptarlo, pero siempre va a haber gente ignorante, es mas cómodo y la gente a menudo sigue esa ley del mínimo esfuerzo. ¿Para que voy a molestarme en intentar adquirir conocimientos reales de como funciona el universo con lo cómodo que estoy comiendo patatas fritas y viendo Gran Hermano?
Tenía intención de escribir un comentario parecido, suscribo totalmente lo que has escrito. Además, me parece, con más claridad de lo que yo haría.
A veces me da la sensación de que algunos olvidan lo profunda que era la superstición en España. Y no sólo Cristiana. Sinceramente, solo con mirar a esas supersticiones puedes ver la gran similitud en concepto y como en realidad sólo cambia el envoltorio.
Y a pesar de todo aquí estamos discutiendo estos temas, y conscientes de esta realidad. Ahora bien, no sé si somos muchos o pocos.
Yo añadiría también que el espíritu crítico que todos deberíamos tener se ve empequeñecido ante la inmediatez con la que recibimos datos en nuestros días. Estamos acostumbrándonos a recibir respuestas muy rápidas, a sacar conclusiones prácticamente instantáneas partiendo de hechos que acabamos de conocer. Juzgamos o prejuzgamos en muy poco tiempo, nos formamos una opinión y pasamos al siguiente tema. En estas condiciones, alimentar un espíritu crítico, investigar, leer diversas fuentes y mirar con suspicacia las ideas absolutas, explicaciones simplistas y demás, es ir contracorriente.
Si nos enfrentamos a una cuestión nueva desconocida para nosotros buscaremos en google, y es fácil que encontremos una explicación simplista o totalmente errada, pero fácil de comprender y asimilar. También encontraremos explicaciones complejas, llenas de matices, dudas, excepciones y razonamientos que exigirán tener conocimientos previos en la materia… No es difícil averiguar cuál es la opción más atractiva para un curioso que busca una respuesta.
Como se ha dicho por ahí arriba la actitud científica requiere actividad por definición, lo que implica esfuerzo y desgaste. La aceptación de cualquier propuesta (por disparatada que sea) me parece un acto mucho más pasivo y que no implica esfuerzo.
Madre mía, cuánto pesimismo… 😀 Me pregunto cuánto del espíritu de «los chavales de hoy en día ya no respetan nada» y claims similares hay también en esta postura vuestra. No olvidemos que todo tiempo pasado fue anterior. 😉
Vale, lo haré yo
Los jóvenes de hoy en día… «se creen que lo saben todo y hacen siempre afirmaciones contundentes, de lo que deriva su conducta exorbitante y descomedida »
Lo dijo un tal Aristoteles hace ya un tiempo, parece que las cosas no varían mucho
Inmediatamente al leer «guerra» estuve en desacuerdo con su artículo, sin embargo al leer completamente el primer párrafo ya no tuve dudas, ya que todas (dudas) las tenía ud. Saludos
En realidad, siempre ha sido así. La Ciencia y el espíritu crítico han sido siempre patrimonio de unos pocos. La especie humana es así. La mayoría de la gente tiende a ser crédula. Pero la Ciencia siempre acaba abriéndose camino. Avanzamos, a pesar de todo.
Yo soy optimista. Hay más gente crítica que nunca. No es mayoría. Quizá nunca lo sea. Nuestra labor es que cada vez sea mayor el porcentaje. La Ciencia avanza, a pesar de todo. Cada vez hay mejor tecnología. Mejores medicamentos. Tenemos el LHC. Viajaremos a planetas
No se quien gana la guerra. Pero la nave va…
Yo creo firmemente en que, de alguna forma, la especie se va a autocontener precisamente a causa de la perpetuación de una ignorancia (y peor: regocijo en ella) que crece a un ritmo mucho mayor que el del conocimiento entre la población, con el resultado de que la gente «al mando» de la sociedad, que emerge de esa misma población, cerrará el ciclo facilitando la entrada de elementos disruptores al conocimiento y dinamitará el sistema por completo. De hecho ya estamos viendo políticos sin preparación para legislar sobre materias que desconocen (y asumiendo posturas de conspiracionistas y demás fauna), gestores de hospitales que permiten el abordaje de pseudoterapias en sus centros, Colegios Profesionales que permiten todo tipo de supercherías en sus filas, Universidades donde ya no sólo es que no se luche contra las pseudociencias, sino que se proponen en forma de másters o se difunden en las clases normales…
Como decía, yo diría que estamos en la época donde veremos estallar todo esto, y a mucha, mucha gente morir (imaginad una crisis del Ébola con un Pàmies al frente de las decisiones en salud). Quizá, cuando se haya ido todo a la porra, mucha gente vuelva a aprender por qué hacíamos cosas que hacíamos, y se pueda regenerar una sociedad más lúcida a partir de ese caos (o quizá no).
En resumen, creo que habría que ir preparando en algún lado una Segunda Fundación…
Hola. Pues quizás la entrada inicial y la serie de enlaces son una invitación a la autocrítica sobre la divulgación en ciencia más que a la autocomplacencia (y elitismo) que se llega a pretender con la misma.
Leyendo algunos de los comentarios se se han hecho en este hilo… se podría decir que son dignos de cualquier religión monoteísta,… relean, por favor.
Eso de ser los únicos que ven la verdad y que da igual si el resto del mundo no la ve… etc. Pensad en una reunión de escépticos en un pub… es una predicación para iniciados, no una oportunidad de discutir y construir pensamiento. El ponente ejerce de sacerdote y los demás alaban la palabra. Solo hay que asistir, y luego leer los comentarios…. ¿dónde está la discusión científica?, ¿dónde la crítica desde el escepticismo?… todo es más proximo al principio de autoridad y al adoctrinamiento. La divulgación científica tiene sus papas, sus obispos… sus sacerdotes…y sus fieles! , o sus paralelos en cualquier religión, por seguir el ejemplo. Siento decirlo, pero se percibe así desde «fuera».
Pero el comportamiento humano es así, gregario, y excluyente al mismo tiempo de los que no son de la misma cuerda.
Un poco de repaso de la historia, acontecimientos y evolución (como pretende la serie de artículos que se enlaza en el hilo que dan origen a este post) y mucha autocrítica en el mundillo de la divulgación científica… Si no se cambia algo, se terminará divulgando ciencia para científicos, en los bares o en grandes eventos, como si fuera el oficio religioso de los sábados/domingos (según corresponda) o un concilio…
Internet, como se comenta, ha roto barreras para el conocimiento y su divulgación, y para todo lo contrario. Pero, pensad, internet se usa por humanos, y tanto en la divulgación de ciencia como en la captación de feligreses para un secta, los humanos se dividen en líderes y seguidores… y la ciencia no escapa a eso, tris-te-men-te, por lo que aquí y en muchos otros blogs, plataformas, eventos se puede ver. ¿O se podrá conseguir que sí? hagan autocrítica…
Y si… cuando se hace una crítica «razonada y basada en datos» ante cualquier evento divulgador, blog, artículo de periodismo científico, etc… eres un troll en tanto en cuanto «atacas» al sacerdote y eso está fuera de la razón.
Animo en esa guerra que se comenta en el post que se está perdiendo ¿contra qué/quién)?, hay un largo camino por recorrer todavía…. larga vida a la ciencia!. Sin embargo, poca guerra se puede ganar si no se conoce el enemigo…
salud!!!
Por desgracia, tengo la misma sensación, y no sólo en ciencia, sino en cualquier otro campo intelectual, la irracionalidad y la ignorancia se extienden desde la lingüística (con la horrorgrafía y el spanglish que se ve por todas partes, incluida Naukas) a la política (con opiniones delirantes, como que Cataluña es una colonia o que tiene derecho de autodeterminación) o el ocio (la cantidad tan obscena de dinero que se gasta en algo tan repetitivo e irrelevante como el fútbol).
Coincido con opiniones anteriores en que no es algo de ahora, sino que hemos estado luchando contra ello desde hace milenios. Lo que no tengo claro es si hemos avanzado algo o no. Mi impresión subjetiva es que no, pero quizás los árboles no me dejen ver el bosque.
Es cierto que en política la irracionalidad está en auge: Al delirio según el cual Cataluña tendría derecho de autodeterminación sin ser una colonia ahora hay que sumarle la ocurrencia de que los leninistas pueden solucionar los problemas de España. Pero si miramos hacia atrás la cosa estaba mucho peor: imperaba la dictadura franquista.
Y creo que lo mismo pasa en el ámbito de la ciencia. Ahora hay credulidad, pero también hay muchos más racionalistas que en ninguna época anterior.
Delirio independentista ? Y quien te ha dicho que nos movemos en el el marco de los estudios académicos? o de las leyes internacionales ? Todas las leyes son el resultado de una violencia. Y a qué viene este comentario nacionalista espanyol en una discusión sobre ciencia ? Te crees racionalista, qué entiendes por racionalidad? Quién te crees para calificar de delirio la voluntar de dos millones?
¿Que racionalidad hay en ser catalán o pertenecer a otra denominación de un grupo territorial?
El derecho, la política y la economía no son ciencias, si entendemos que el objetivo de la ciencia es el conocimiento de la realidad natural en la que vivimos.
¿Qué conocimiento han aportado estas disciplinas sobre la realidad del mundo?
¿Qué es más importante para sobrevivir, y para no padecer muchas dificultades en la vida, el conocimiento del mundo o las tres pseudociencias?
¿Que racionalidad hay en ser catalán o pertenecer a otra denominación de un grupo territorial?
Ninguna, la misma que tiene que sigan siendo Españoles. La misma racionalidad que las opiniones previas a la que haces estas preguntas.
Entiendo que afirmas que las relaciones humanas no forman parte de la realidad natural.Tan ciencia es estudiar como es un puente a como se relacionan los humanos.
Otra cosa es que la tradición de las ciencias mentadas sea completamente alejada de la de otras. Las cuales demuestran que su tradición es mucho más efectiva.
«a qué viene este comentario nacionalista espanyol en una discusión sobre ciencia ?»
Yo no soy nacionalista. Soy antitribalista. El tribalismo es la ideología antidemocrática e irracional que impulsa a los separatistas catalanes y vascos.
¿¿Lo cualo?? XDDDD Si hay algo que no soy es nacionalista español XDDDD
Por cierto, ¿por qué no te quejas también de que haya hablado de fútbol? XDDDD Aish… que se os ve el plumero de colores…
Uy, perdón, confundí una cita con un comentario tuyo. Mea culpa.
No, si ya sé que a los indepes las leyes os la sudan, ya sean de España, de la ONU o de quien sea XDDD Ya hace mucho que tengo claro que los movimientos independentistas europeos actuales son el fascismo del siglo XXI.
Sin compartir las «degeneraciones ontológicas» (la expresión es suya) del materialismo filosófico, encuentro en esta charla de Carlos Madrid una magnífica descripción del paisaje después de la batalla:
https://www.youtube.com/watch?v=LKmqnYrsI7A
(Es filosofía de las ciencias físicas y matemáticas y una crítica de la cosmología).
No es que interese a nadie, pero coincido cuando afirma que la ciencia es algo más que teoría y discrepo cuando añade que también es algo más que cultura. A mí lo negro ya no se me quita pero, este figura, ¿qué es?. ¿Sith o jedi?.
Se hace una afirmación, pero solo se ofrecen pruebas anecdóticas. Tal vez sea verdad que estamos perdiendo la guerra, pero deberíamos poner datos sobre la mesa. ¿Hay más credulidad ahora de prácticas o teorías anticientíficas? ¿En todas o algunas? ¿Cuánto más? ¿Cuáles? ¿Hay más desconfianza hacia la ciencia? ¿Todas las ciencias? ¿Cuánto más? ¿Hay más anticiencia ahora en la Universidad? La Universidad es más grande ahora que hace unas décadas, incluso si hay más anticiencia, puede haber también más ciencia, ¿hay más en términos absolutos, relativos? La ciencia es difícil. No toda la población estará versada en todas ellas y caerá en pseudociencia seguro en aquellas con las que no está familiarizada ¿es esto grave? ¿Más que hace unos años? ¿Cuánta población versada en la ciencia necesita la sociedad moderna? ¿Tenemos cada vez más o menos de esta población? ¿Cuántas políticos y cuántas leyes hay promoviendo pseudociencia y cuántas haciendo caso a los científicos? ¿Más o menos que antes?
Yo no sé las respuestas a estas preguntas. No sé si estamos peor o mejor que antes. Sí veo que la industria hace caso de la ciencia y veo que la medicina oficial es, en su inmensa mayoría, científica y que la inmensa mayoría de la población acude a ella para cualquier cosa medianamente seria. ¿Más que antes?
Si no usarás el término anarquía como sinónimo de caos twitearia el artículo por estar totalmente de acuerdo, pero me duele el uso de una forma de organización social como sinónimo de caos por muy extendido que esté su uso
El uso del término es etimológica y consuetudinariamente correcto y ANTERIOR a la apropiación del mismo que hizo Proudhon en 1840 para denominar la forma de organización social que hoy conocemos como «anarquía». Obviamente, eres muy libre de tuitear lo que te parezca según los criterios que estimes oportunos, independientemente de su rigurosidad histórica. Faltaría más.
Es alarmante que en los comentarios no se haga mención al derecho, la política y la economía, como pseudociencias insertadas en las universidades.
Yo creo que el internet a hecho masiva la información, pero no la educación. Es un hecho el fracaso de las escuelas públicas en todos los países en generar gente instruida. Y si gente poco preparada entra a Internet, hay problemas. No estoy a favor de la censura total, pero cualquiera puede publicar en Internet. Me atrevo a decir que más del 50 % de lo que está en Internet es falso. Y si entra otro incauto y lo lee, cree que es cierto porque «esta en Internet».
El problema es que antes. con los libros, las editoriales controlaban todo, solo si eras una persona acreditada publicabas. Por supuesto, podrías publicar tonterias y ficción, pero todo bien etiquetado. Ahora en Internet,no hay tal cosa y la gente no distingue ficción de lo que es real. Y todo eso se difunde.
Antes solo personas muy instruidas tenían acceso a libros, y eso era la primera barrera. Hoy cualquier lee en Internet.
No es censura lo que falta, sino premios a los contenidos que valen la pena. Me explico. En las publicaciones científicas, si intentas publicar chorradas, los revisores te tumban el artículo y estás abocado a no publicar o a hacerlo en revistas de poca categoría. En Internet, no hay nada que te indique que un texto es de calidad en vez de una chorrada. Ambos salen igual en las búsquedas, cuentan con el mismo espacio, etc. Aún peor, la gente que más idea tiene de un tema suele ser también la que están más ocupada, mientras que los inútiles que hablan sin tener ni idea suelen tener montones de horas al día para inundar la red con sus estupideces.
En la licenciatura de Economía había 2 corrientes claras:
-La de los «matemáticos», que se ceñían a los resultados de las regresiones, estadística, correlaciones y causalidad para explicar una relación. Todo basado en casos reales de estudio.
-La de los «ideólogos», que todo lo explicaban mediante un pensamiento político. Eran capaces de explicar ciclos económicos mediante el liberalismo o el marxismo, pero nunca bajaban a las fórmulas que apoyaban esos movimientos ni se dignaban a comprobarlas en casos reales.
Lamentablemente, el segundo grupo era el más respetado y dominante. A los economistas «científicos» los relegaban a un grupo de frikies.
César, a falta de leerme tus textos, cosa que voy a hacer en cuanto pueda, un par de apuntes:
– Una de las ciudades más magufas de Europa es Friburgo (Freiburg) ciudad a la que voy muchísimo por tener ahí familia. Mis familiares son muy magufos, pero no anti-científicos , es decir, acogen muy bien todo lo científico, les gusta, pero su cultura científica es muy pobre y están rodeados de cultura y negocio pseudocientífico; me cuesta muchísimo convencerles de determinadas cosas. Las librerías de Friburgo, muchas y grandes, tienen enormes secciones de espiritualidad, ángeles, religiones, nuevo conocimiento..etc, y una estantería (si la tienen) de divulgación científica muy pobre.
Lo único positivo es que por el momento, las universidades y leyes siguen más o menos manteniéndose firmes, y eso es lo más importante.
Uno de los motivos del decaimiento de la ciudad ha sido la caída en las tinieblas del ecologismo; los movimientos verdes, muy necesarios en la Selva Negra (hay que entender que los alemanes nos doblan en población) han caído en la magufería, arrastrando al resto.
– Si es cierto, como muchas veces has comentado, que el método científico no existe y la ciencia depende puramente de la actitud de las personas, no tenemos nada en qué agarrarnos para defender el lado luminoso, nada, y por lo tanto es batalla perdida de antemano.
» Si es cierto, como muchas veces has comentado, que el método científico no existe y la ciencia depende puramente de la actitud de las personas, no tenemos nada en qué agarrarnos para defender el lado luminoso, nada, y por lo tanto es batalla perdida de antemano.»
Non sequitur. Las referencias a un método científico, como las que se hacen a la Biblia como fuente de autoridad, son hueras. La clave está en las actitudes y en educar en esas actitudes. La anticiencia surge cuando se pierde alguna de ellas, porque quien no está con la ciencia, está contra ella. A la historia me remito.
Pedro, tras lo que hiciste no te iba a volver a hablar pero, bueno, ya ha pasado tiempo.
Te contesto aquí que: la sagacidad nos da la posibilidad de distinguir entre la propaganda y la evidencia. Otro ejemplo, aparte de la acidificación, es el de la subida del nivel del mar. El alcalde de una gran ciudad costera española asegura que, en las próximas décadas, el mar que baña su ciudad subirá un metro. Pero este hombre, aunque no esté preparado para saber distinguir entre evidencias y propaganda, no es del todo idiota: él se aprovecha de la agitación y la propaganda para justificar su extremismo político.
Pedro, ya ves cómo esto que dices de: “ponerte en lo peor y tomar medidas preventivas” acaba transformado en favorecer que los políticos (locales, regionales, nacionales y globales) abusen de los ciudadanos idiotizados. Evidentemente lo preocupante no está a nivel local, sino global: si el IPCC se erige como único organismo global para decidir sobre el agua y la energía, entonces se instaurará una corrupción globalizada que acabaremos pagando tú y yo, billete a billete (sobre a sobre), de nuestros bolsillos.
Coincido con Pedro. Insistir en que el método científico no existe (algo que no comparto) sólo sirve para alimentar a los posmodernistas.
Comparto el sentimiento del autor. Es extenuante la cantidad de ideas pseudocientíficas incrustadas en la mente de la mayoría de las personas. Antes tenía el coraje para cuestionarlas e enfrentarlas con la evidencia científica al respecto, pero ya simplemente no puedo, es agotador. Además son tantos que duraría todo el día debatiendo lo mismo. Esto me llena de tristeza.
A toda ideologia se la puede tachar de delirio, es muy facil: Delirio europeista, Delirio democratico, Delirio religioso, Delirio cientifico, Delirio comunista, Delirio capitalista, Delirio . . . lo que hay es mucho cerebro mediatizado.
Si la inteligencia «tradicional» nos libró de la edad de piedra como no la cuidemos no podrà evitar que volvamos a la misma.
Hay mucha divulgación científica, pero yo la veo de dos tipos:
– la que necesita que el público sea activo y acuda (charlas programadas en salas de conferencias, casas de ciencia…) donde gente con cierta formación o que quiere aprender acude con ganas y entusiasmo. Creo que son las que más abundan. Son más fáciles de programar y de éxito bastante seguro. Un subgrupo sería el del «público cautivo», como las actividades en colegios. También es relativamente fácil porque el público está «obligado» a acudir.
– las que se ofrecen en lugares no tradicionales e, incluso, sin avisar al público o que sorprende por el lugar: como programas de ciencia en la calle, en bares, en terrazas… aquí es mucho más complicado lograr éxito pero es donde es más necesaria la divulgación. Es ahí donde se puede conseguir que personas no interesadas en temas científicos, o con cierto interés pero desgana, puedan ser ganadas para la causa.
Además, la ciencia es acumulativa… es muy complicado explicar conceptos avanzados si no hay una base muy grande y no siempre podemos partir del «mínimo» que implicaría la escolarización básica de la población. Pero el esfuerzo siempre merece la pena.
Leer esto pocos días después de la manifestación anti mascarillas en plena era COVID…. me alegro de haber recuperado este link que tenia por ahi guardado.