Hoy el Sol emite más energía que cuando se formó Marte hace 4500 millones de años (en aquella época alrededor de un 30% menos de luminosidad). Por lo tanto el planeta recibía menos energía y su temperatura debería haber sido menor. Pero, la geología nos dice que en aquella época el agua líquida corría por la superficie, como lo atestiguan los cañones como Nanedi Vallis, similares al Gran cañón del río Colorado. Hoy la atmósfera marciana es casi toda ella (más del 95%) dióxido de carbono, con lo que el efecto invernadero está garantizado. ¿Cómo es posible entonces que hubiese agua líquida cuando manifiestamente el planeta tenía que haber sido más frío? La respuesta evidente es que no podía ser más frío, pero ¿cómo?
Un equipo de investigadores encabezado por Ramsés Ramírez, de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.), ha llegado a la conclusión de que la presencia de hidrógeno molecular en la atmósfera, hidrógeno que se habría ido perdiendo paulatinamente por la escasa gravedad de Marte, podría ser el responsable de un efecto invernadero mucho mayor que el actual hace 3.800 millones de años, justificando unas temperaturas suficientes para el agua corriente. Los resultados se publican en Nature Geoscience.
El resultado de Ramírez et al. no deja de ser una hipótesis. También es cierto que no hay demasiadas alternativas consistentes. Así, por ejemplo, hay una que dice que los cañones marcianos se formaron tras un bombardeo intenso de meteoritos que generaron el calor y aportaron el agua necesarios para hacer que lloviese. El problema es que esta hipótesis no da tiempo para que se formen los cañones por erosión.
El modelo creado por los investigadores demuestra que la posibilidad de que los niveles de gases proveniente de la actividad volcánica (dióxido de carbono e hidrógeno molecular) podrían haber sido suficientes para permitir el agua líquida.
El estudio de meteoritos marcianos y los datos recogidos por distintas sondas hacen sospechar que el manto del planeta es (proporcionalmente) más pequeño que el terráqueo. Un manto menor permitiría la emisión de una mayor proporción hidrógeno/agua, lo que justificaría el modelo.
El hidrógeno tiene un índice GWP de 5,8, mientras que el dióxido de carbono tiene 1, es decir que el hidrógeno atrapa 5,8 más energía que una cantidad equivalente de dióxido de carbono. Esto, unido a que la interacción con el propio dióxido de carbono perturba a las moléculas de hidrógeno lo suficiente como para que absorban en longitudes de onda donde el dióxido de carbono y el agua son casi transparentes, justifica los resultados del modelo.
Referencia:
Ramírez, R. et al. (2013) Warming early Mars with CO2 and H2 Nature Geoscience DOI: 10.1038/ngeo2000