La creencia de que los números constituyen, de alguna forma, la esencia del universo es algo que ha acompañado la experiencia humana a lo largo de la historia, casi independientemente de la civilización que consideremos. Las pautas que se podían observar en el cielo o en la sucesión de las estaciones fueron la primera oportunidad para comenzar a descubrir los números de la naturaleza, y las necesidades agrícolas, comerciales y religiosas de las primeras civilizaciones fueron la motivación para inscribirlos en calendarios.
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